Andanzas y maladanzas, de Alberto Rivas (1891-1885) es considerada como una novela "clásica" en la historia literaria salvadoreña. Como anota Horacio Castellanos Moya en su Presentación al volumen, es un libro con una virtud central: entretiene. Rivas Bonilla sabe contar, hilvanar anécdotas, mantener atento al lector, interesarlo en una historia sencilla. Andanzas y maladanzas ha sido comparada con los clásicos de la picaresca española, en especial con «El Lazarillo de Tormes».
El héroe de esta historia es un perro de mísera condición que llegó a ser chucho de finca luego de que un incidente en el pueblo le hiciera no querer volver a él, así que viendo a Toribio yendo por el camino, se le pegó y lo adoptó como amo en lo sucesivo, a pesar del mal recibimiento que tuvo en la casa, donde al final lo terminaron aceptando y le dieron el nombre Nerón. Cobarde como él solo, el héroe de la historia hace de los alrededores del rancho de Toribio el escenario de sus aventuras, que incluyeron como coprotagonistas a un chumpe (pavo), un par de gallinas, un cerdo, un sapo muerto, una lagartija, santos en procesiones, una que otra sorpresa dentro de un costal, y ¡hasta un oso!
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