Testamento espiritual del primer siglo franciscano, las Florecillas, de sí, no tienen una firma. Fueron escritas por todos aquellos caballeros de dama Pobreza: el hermano Bernardo, el hermano Gil, el hermano Maseo, el hermano Rufino..., y por el maestro de todos: San Francisco. Los relatos, ya poéticos y bellos en su origen por el espíritu que les dio vida, se fueron transmitiendo de una generación a otra, de eremitorio en eremitorio, para alimentar aquellos «coloquios espirituales» en que el novicio imberbe escuchaba, boquiabierto, los recuerdos y las sentencias de los veteranos. Y, como era normal, al pasar de un narrador a otro fueron adornados y nuevamente poetizados según la fantasía del mismo, y también según su posición en la polémica de familia sobre las «intenciones» del Fundador.
Esos relatos servían, sobre todo, para mantener viva la llama de la contestación en el sector minoritario de los «celantes» o «espirituales» contra la «comunidad», a la que acusaban de haber traicionado el primitivo ideal, así se perpetuaba el recuerdo vivo de los tiempos heroicos.
Género: Religión,Cristianismo
Tamaño: 398 Kb
Tiene audiolibro: NO
Presentación: Libro
Calidad: Sin clasificar
Idioma original: Sin clasificar
Idioma del texto: Castellano
Clasificado: Sin clasificar
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