La vida a menudo nos depara sorpresas y nos ofrecesituaciones sobre las que no tenemos el menor control.Nuestra empresa atraviesa un mal momento y nos vemos alborde del despido. Enferma un miembro de la familia ofallece un ser querido. En tales situaciones es fácil tirar latoalla y tener la sensación de que nada de lo que hagamos vaa mejorar las cosas.Muchas personas han vivido ya la experiencia de haberlointentado todo, infructuosamente, para crear su propionegocio, ayudar a su familia, encontrar un verdadero amigo,o simplemente sentirse feliz. Pero nada les dió resultado.Siempre que intentamos algo nuevo, nos esforzamos almáximo y a pesar de ello no alcanzamos el objetivo, sueleocurrir que entonces nos acobarde la simple idea deintentarlo de nuevo. ¿Porqué? Porque todos queremosevitarnos disgustos. Y a nadie le hace gracia volver afracasar. Nadie quiere entregarse en cuerpo y alma, solo paraencontrarse al final con otra desilusión. A menudo, despuésde una serie de tales decepciones cameos en el abatimiento y¡dejamos de intentarlo! Llega un punto en el que creemos quenada va a dar resultado, y comenzamos a pensar en pequeño....
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