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La vida del santo cura de Ars es una obra maravillosa de Dios. Él fue un ejemplo para todos, especialmente para los sacerdotes, de quienes es patrono y modelo. Se preocupó por la salvación de sus feligreses, que es y debe ser la primera y principal tarea de todo sacerdote con cura de almas. Él oraba y se disciplinaba por la conversión de sus fieles y de todos los pecadores del mundo entero.
Los dos pilares fundamentales de su apostolado eran la confesión y la misa, recomendando a todos la confesión y comunión frecuentes. Fue un sacerdote austero, preocupado por las necesidades de los demás, que oraba por la salud de los enfermos y liberaba a los oprimidos del maligno. No fue brillante humanamente, ni en su porte exterior, ni en su predicación, ni en su inteligencia, pero fue un sacerdote santo y místico que arrastraba a las almas a Dios.
Con sólo verlo celebrar la misa, muchos se convertían. Al confesarse con él, todos salían edificados; y en muchos casos hasta les decía cosas ocultas de su vida que nadie podía...
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