El último trabajo de Kate era la respuesta a todas sus plegarias, pero lo habría rechazado de haber sabido que Jason Warwick iba a ser su jefe. Su imponente aspecto le aseguraba la atención constante de las mujeres. Sin embargo, Kate no estaba interesada en mantener una aventura temporal, y eso era lo único que él le ofrecía. Sacar a colación a un amante ficticio le pareció la mejor defensa posible contra su seductor encanto, pero no sabía muy bien a quién estaba engañando, si al cínico Jason o a sí misma.
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