Seth Quinn está finalmente en casa. Ha sido un largo viaje. Tras una horrible infancia con una madre drogadicta, fue acogido por la familia Quinn, creciendo junto a tres hermanos mayores que le vigilaban con cariño. Ahora, hecho un hombre, vuelve de Europa convertido en un exitoso pintor, y se establece en Maryland, rodeado de nuevo por Cam, Seth y Phillip, sus mujeres e hijos, y todo el bendito caos que rodea al clan Quinn. Finalmente está de vuelta en la pequeña casa azul y blanca, donde siempre hay una barca amarrada al embarcadero, una mecedora en el porche y un perro en el patio. Pero muchas cosas han cambiado en St. Christopher desde que se ha ido, y el cambio más intrigante de todos es la presencia de Dru Whitecomb Banks, una chica de ciudad que ha abierto una floristeria en este pueblo costero. Ella ansía independencia y el desafio de establecerse por si sola, sin la ayuda de sus influyentes contactos. En Seth ve otro tipo de desafio... un desafio que no puede resistir.
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