Ahora bien, sucedió en cierto tiempo que un viajero de países lejanos, un hombre de grancuriosidad, fue llevado, por el deseo de tierras extrañas, y de caminos y moradas de pueblosinusitados, en un barco hacia el oeste, tan hacia el oeste, que llegó hasta la Isla Solitaria, TolEressëa en la lengua de las hadas, pero que los Gnomos llamaban Dor Faidwen, la Tierra de laLiberación, y de ahí nació una gran historia.Ahora bien, un día, después, de mucho viajar, llegó cuando las luces de la tarde se encendían enno pocas ventanas, al pie de una colina en una vasta llanura boscosa. Se encontraba ahora en elcentro de esta gran isla, y durante muchos días había recorrido los caminos de la isla, parandocada noche en la casa de la gente que el azar decidiera, fuera en un villorrio o un pueblo de pro, ala hora de la tarde en que las velas se encienden. Ahora bien, a esa hora el deseo de ver cosasnuevas disminuye, aun para quien tiene corazón de explorador; y entonces, aun un hijo deEärendel como este viajero piensa sobre todo en la cena y el descanso y contar cuentos antes deque llegue la hora de irse a la cama y dormir.
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