Resena: En los asientos de Adelantados que se hacían en España, la “gente” (los
pobladores) no es tenida en cuenta: todo ocurre entre el Rey y el Adelantado.
Pero la vida indiana daría a la “gente” el papel de una hueste medieval,
imponiéndose al Adelantado cuando éste no atinara a interpretarla como su
caudillo.
Porque la realidad de la conquista fueron los caudillos, no los Adelantados
Virreyes, Gobernadores o Lugartenientes. Podía ocurrir que éstos fueran también
caudillos natos, y en ese solo caso triunfarían. Pero lo común es que regresaran
desilusionados, si no engrillados, a la Península, impotentes para conducir una
realidad que se les escapaba.
Milicia y Caudillos hicieron la conquista y población de América. En el distante
y difícil Río de la Plata, don Pedro de Mendoza fue un cortesano del
Renacimiento incapaz de llevar a buen término la empresa que ha asentado con
Carlos V, mientras la “gente” se hace milicia y obedece exclusivamente a Diego
Martínez de Irala, salido de España como simple soldado raso. Incapaz de
sujetarle, herido ya de muerte, el Adelantado deja el mando al Caudillo y se
vuelve a España.
Carlos V comprendió que era ilusorio imponer otras autoridades a los pobladores
que sus propios caudillos. Al saber la muerte de Mendoza envía al Plata a Alonso
de Cabrera, a quien ordena el 12 de septiembre de 1537 que:
Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura,
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