Resena:
"Dinastía Maldita" , con guiones de Eduardo Mazzitelli y Walter Slavich, fue un viaje al Japón feudal y al folklore de esa tierra. Más de una vez he hablado de la profunda influencia que el arte de la estampa japonesa ha tenido sobre mí, desde que las descubrí en un libro sobre arte oriental de mi padre. Los grabados de Hokusai, Sharaku, Utamaro e Hiroshige entre otros me impactaron, y se quedaron conmigo para siempre. De hecho, la imagen que abre este post está directamente basada en una estampa de Utagawa Kuniyoshi, famoso por sus guerreros y escenas legendarias, que representa al héroe Kido Maru aprendiendo magia de los Tengu, los fabulosos seres mitad humanos, mitad pájaros. La postura ritual de las manos ("mudra") es un poderoso gesto mágico, como el del brujo en el primer cuadro de la décima página después del texto, igual que la rama envuelta en un pergamino con fórmulas esotéricas sostenida entre los dientes. Los Tengu estaban relacionados con los yamabushi, ermitaños de la montaña, famosos por sus prácticas mágicas.
Recuerdo que el querido Lucho Olivera me dijo cuando vio este trabajo: "¡Parece una obra de Kabuki!" Lucho la tenía muy clara. Como en tantas otras obras que he reaizado, no me movía el documentalismo histórico sino recrear la "idea" del Japón feudal, como lo hace el teatro tradicional Kabuki. Soy seguidor del "chambara" (películas de espadachines), y particularmente del "jidai-geki" ( filmes históricos, como el sublime "Ran", la recreación del Rey Lear de Shakespeare que hiciera Kurosawa), y algo de eso se filtró en "Dinastía Maldita". Mas la principal influencia fue el teatro Kabuki, con su (para nosotros) sobreactuada gestualidad y extravagante pintoresquismo, alternando poesía y melodrama.
Quique Alcatena
Idioma: Castellano
Categoría: Lengua y Literatura, Comics
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