Resena: El genio del idioma
Si usted lee der schwankende Wacholder flüstert, sabrá que está ante una frase en alemán. Y pensará que se ha topado con el inglés si ve en un texto before it is too late. Y no dudará que se escribió en italiano la frase e` un ragazzo molto robusto che non presenta particolari problemi. Si escucha la palabra cusa en un contexto español, pensará que es un vocablo que usted desconoce pero que probablemente existe (porque sí están en nuestro dioma «casa», «cesa», «cosa», «musa», «rusa», «lusa», o «fusa»).
Aunque en realidad no exista. Pero a usted le sonará español si las palabras que la rodean son castellanas. Y, si es usted español, no le cabrá ninguna duda de qué lengua tiene ante sus ojos si lee txamangarria zera eder eta zera nere biotzak ez du zu besteroik maite. En efecto, es euskera.
¿Qué es lo que nos hace identificar palabras como propias o ajenas, o asignarlas a una u otra lengua?: el genio de cada idioma, que alcanzamos a identificar someramente incluso aunque no lo conozcamos.
Esta obra se pregunta -y procura algunas respuestas- sobre el genio del idioma español. Qué le gusta y qué rechaza, cómo se comporta desde hace siglos y cuáles son sus manías y sus misterios. Sabiendo todo eso, adivinaremos mejor cómo somos nosotros y cómo va a evolucionar nuestra lengua.

El autor analiza en este ensayo, de una forma no cronológica sino
transversal, cómo es el alma de nuestra lengua, cuál es el carácter interno del idioma español, cómo reacciona durante siglos exactamente igual ante fenómenos similares. Analiza cómo es ese personaje que parece haber gobernado nuestra lengua. Evidentemente es una metáfora, pero si uno se da cuenta de las cosas que han ocurrido en nuestro idioma parece que hubiera existido un gran general que organizó las palabras y la evolución desde el latín al castellano con una disciplina increíble. Determinados grupos consonánticos evolucionaron
igual en unas palabras y en otras hacia el castellano, determinadas vocales se perdieron, mientras que otras no se perdían nunca según el lugar que ocuparan en la palabra. Parece que todo estuviera organizado por una persona. Ése es el genio del idioma.
Entonces se describe cómo es: el genio del idioma es ordenado, es
melancólico porque le gusta recuperar palabras viejas y transitar los caminos por los que ya anduvo, es lento porque todo lo que ocurre en el idioma ocurre despacio, es tacaño porque tiende mucho a la economía y a utilizar escasos recursos pero luego muy productivos.
Tampoco se deja colonizar fácilmente, se defiende ante los
extranjerismos. Una cosa es que incorporaran palabras del latín, del árabe, del griego, del italiano y de las lenguas indígenas de América porque era un período en que el idioma estaba en formación. Cuando los españoles llegan a América encuentran muchos objetos, frutos y árboles que en la península no se conocían, entonces adoptan los nombres que ya tenían aquí. Luego van incorporando otra serie de palabras porque añaden riqueza al idioma. Ahora el idioma ya está formado, no reacciona igual un niño de diez años que un adulto de cincuenta.
El idioma está formado, tiene su propia fisonomía, su estructura y todas sus necesidades cubiertas. En estas últimas épocas reacciona más ante los extranjerismos aportando sus propias palabras que salen generalmente de los propios recursos del idioma...

Idioma: Español
Categoría: Lengua y Literatura, Varios

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