Resena: Invitación al (verdadero) viaje
Los viajes, en sí, ni quitan ni dan. Y mucho menos ahora que, vayas donde vayas, siempre te encuentras con el mismo puesto de hamburguesas y la misma tienda de Banana Republic. Con Marco Polo, o con Hernán Cortés, viajar tenía su emoción, pero la invención del turismo y los paquetes y las agencias de viajes han venido a trivializarlo todo. Los espacios para el riesgo y la aventura se han adelgazado y ya hasta un betabelito gringo, mediante el sencillo pago de unos cuantos millones de dólares, puede ir al espacio exterior y regresar con la misma cara de pantufla con la que se fue. Bien mirado, es mucho más riesgoso para un habitante del DF ir a Tepito que al Nepal (a menos que tenga parentesco con la familia real).
El único viaje que implica el riesgo total y ofrece la mayor de las aventuras es el tan antiguo y tan nuevo viaje de un cuerpo a otro cuerpo; de un ser a otro ser. Aquí sí no hay manera de obtener seguros o adquirir reservaciones. El amor es la gran invitación al viaje. Para cumplirlo habré de viajar a oscuras, dice San Juan de la Cruz, y dejar mi casa abandonada. Llegaré a territorios que tendrán otra historia y otra geografía. Toda flor, toda colina, toda espesura, toda playa tendrá que ser nombrada. Y habrá fieras y tormentas de nieve, soles calcinantes y lunas derramadas. Muy audaces tendrán que ser los viajeros que se recorran con firme y tierna intrepidez. Sólo perdiéndose podrán irse ganando y sólo obtendré lo que regale. Superada la suave cuesta de los pómulos, los ojos se encontrarán y, desde el abrazo, la historia comenzará.
Feliz Viaje.
Idioma: Castellano
Categoría: Lengua y Literatura,
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