María Domecq, que aparece en el año 2007, es el regreso triunfal de Juan Forn a la novela luego de la publicación de Puras mentiras. En el cruce entre la historia íntima y la Gran Historia, el autor fabrica una potente máquina de narrar en torno de la decadencia de una clase y del poder curativo del amor cualquiera sea su forma.

María Domecq debería estar muerta según los cánones de la Medicina. Noboru Yokoi debería estar muerto según los cánones de la Historia. Juan Forn no conoce a ninguno de los dos, aunque ambos son sangre de su sangre: encarnan el secreto mejor guardado de una familia en cuyo pasado se entretejen la génesis de la ópera Madame Butterfly y la barbarie de la Guerra del Paraguay, los códigos de honor navales y la Semana Trágica de 1919, la bomba atómica en Nagasaki y una comunidad utopista en el corazón del Brasil actual.

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