Incluye las novelas cortas: La princesa de Babilonia (1768), Cándido o el optimismo (1759), Zadig o el destino (1748), El hombre de los cuarenta escudos, Micromegas (1752).
Y los cuentos: El blanco y el negro, El mundo tal como va (1748), Una aventura india, Historia de los viajes de Scarmentado escrita por él mismo (1756), Memnón o la sabiduría humana, Historia de un buen bramán (1761).
Voltaire escribió sus cuentos en la última etapa de su vida, cuando, como gentilhombre de la cámara del rey, debía proveer al entretenimiento de la corte. En estos textos están presentes los propósitos de toda su escritura: divulgar las nuevas ideas, combatir la ineptitud y la mentira religiosas, luchar por la tolerancia, y todo ello envuelto en ficciones narrativas que pueden llevar al lector tanto a los espacios interplanetarios como a Oriente, con las aventuras amorosas de sus princesas y huríes. Sus cuentos son un arma más de la "máquina de guerra" que, según Flaubert, era todo lo que salía de la pluma de Voltaire. Todas sus preocupaciones, todas sus "lecciones" de filosofía de la vida, están en estos cuentos: desde su apoyo a los avances cientficos de la época hasta su lucha, casi obsesiva, contra la superstición y el fanatismo religioso.
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