Juró despreciarle…
La señorita Elizabeth Armitage estaba segura de que el mundo se había vuelto loco. A esta maestra de escuela nada le gustaría más que vivir su vida si las ataduras típicas del matrimonio. Pero, después de un angustioso encuentro con el anciano duque de Belcraven, Beth se ve obligada a casarse con su heredero, el apuesto Lucien de Vaux. Atrapada en la aristocracia, Beth estaba decidida a despreciar a su prometido. Sin embargo, cuando comienza a encontrar placer en compañía de Lucien y sus mundanos besos, apela a su buen juicio para no doblegarse a su arrogante voluntad, o entregar su protegido corazón.
Prometió seducirla…
A Lucien le desagradaba profundamente que le obligasen a casarse para reclamar el título y los bienes del duque. Y, sobre todo, le fastidiaba hacerlo con esta mujer: era una don nadie, una plebeya. Pero por un giro del destino, era el único vínculo de una línea sucesoria de los de Vaux. El problema era el vivo carácter de la joven. En un acto de rebeldía, se negaba a formar parte de la aristocracia, negándose incluso a lucir las joyas de la familia. Lucien juró conseguir su sumisión, pues era un maestro en el arte de la seducción, y la señorita Armitage pronto descubría que había iniciado un peligroso juego…
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