Orión se considera el perro más feliz del mundo. Isidro, su dueño, es un músico callejero que lo fue a buscar al asilo de perros abandonados cuando aún era cachorro. Los dos pasan todos los días en la plaza porticada. Allí, el acordeón de Isidro ameniza las horas de los viandantes. Los dos son muy queridos por la gente. Para Orión es una vida ideal. Y cree que va durar siempre.
Pero, un mal día, Isidro sufre un desvanecimiento y es trasladado al hospital en ambulancia. La policía municipal retira su acordeón, su silla y la caja de cartón con las monedas recogidas aquella mañana. En unos pocos minutos, Orión se queda solo y desamparado. Abatido, emprende el regreso a casa, pero no tiene la llave de la buhardilla de Isidro, y no puede entrar.
De la noche a la mañana, Orión se ve convertido en perro vagabundo. No sabe cuánto tardará Isidro en volver del hospital, pero teme que pueda ser bastante. Va escondiéndose por temor a que lo capturen los del asilo de perros. Por nada del mundo quiere volver allí.
Muchas familias lo acogerían con gusto mientras fuese necesario, pero Orión no lo sabe. Al fin, considera que no le queda más remedio que huir a los bosques, aunque su soledad le estremece.
No sabe aún que va a vivir cosas extraordinarias que le harán conocer a unos animales que son magos, y que va a entrar él mismo, como gran personaje, en el mundo apasionante del ilusionismo y la magia.
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