Todos la creían su amante, pero ella quería ser su esposa...
Quizá los habitantes de Pelican Cay estuvieran preparados para el regreso de Lachlan McGillivray, pero desde luego Fiona Dunbar no lo estaba. La reputación de Lachlan siempre lo precedía y enseguida la isla entera creyó que entre ellos había una aventura.
Pero Fiona no estaba dispuesta a convertirse en la amante de nadie, quería vivir de acuerdo con sus propias reglas. Así que si Lachlan la deseaba, iba a tener que casarse con ella...
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