-¡Ajá! -exclamó el teniente Sanderson-. La fluidez del pasado, amigo mío, es una espada de doble filo. Si el pasado puede ser cambiado una vez, puede serlo varias veces. Consideremos el caso del desequilibrado que asesinó a Jesús cuando era un niño. Debido a tan terrible acto, la Cristiandad no apareció y gran parde del Imperio Romano se convirtió al judaismo. Los dirigentes judíos de Roma evitaron la caída del Imperio de los siglos IV y V, logrando un estado teocrático y monolítico que controló toda Europa occidental. El Imperio Bizantino no se desarrolló en oriente, que fue dominado desde Jerusalén por una secta hebraica cismática. En el siglo X, una guerra entre las fuerzas de Roma y Jerusalén provocó la destrucción de la civilización y la invasión de Europa y Asia por nómadas turcos, que crearon un estado totalitario que hizo del siglo XXI el más regresivo de toda la historia humana.
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