El testamento decía que quien se casara primero heredaría la cabaña en el campo. Angie la amaba y Paula la odiaba, pero deseaba el dinero que su venta proveería.
Entonces, el espléndido Adam entró en la vida de Angie quien pensó que sus sueños se hacían realidad. Podía tener ambas cosas: la cabaña y a Adam, pero... ¿la amaba o sólo cumplía con los términos del testamento?
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