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Información del Libro 'Tratados Y Sermones - Meister Eckhart'

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Tratados Y Sermones - Meister Eckhart

Enviado por natttt el 2013-08-26 00:08:19


Título Original: Tratados y Sermones 
Autor(es): Meister Eckhart
Editorial: Las Cuarenta
Idioma: Español
Fecha de publicación:
ISBN: 978-987-1501-50-2
Referencia: 4657
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SinopsisEscritos en alemán y destinados al pueblo, los Tratados y sermones de Meister Eckhart constituyen el núcleo de la mística especulativa del filósofo neoplatónico y, sin dudas, la primera gran obra literaria y filosófica escrita en su lengua. A la manera agustiniana, la espiritualidad que se sostiene en estas páginas propone un camino de la interioridad que paradójicamente deshace la nada que somos en pos de reencontrar la divinidad que nos constituye y excede. Para ello entonces es menester practicar un absoluto desasimiento de la voluntad, de nuestro cuerpo, de nuestros vicios pero también de nuestras virtudes y llegar así a encontrar la infinitud que nos habita hasta hacernos uno con lo eterno. No hay salvación por las obras ni por el mérito: incluso las buenas acciones son una pura nada. Pues para dejar sitio a Dios, el yo debe borrarse y desaparecer. En El libro de la consolación divina, incluido en este volumen, se enfatiza que la más noble actividad del alma humana consiste en el progresivo liberarse de la materialidad y la multiplicidad. El alma debe vaciarse incluso de las imágenes de la divinidad hasta desnudarse a sí misma con el propósito de alcanzar ese fondo inasible, que es Dios mismo. Ascesis del cuerpo, y del espíritu, que es propedéutica para alcanzar el conocimiento místico de Dios.Acerca del autorJohannes Eckhart von Hochheim,conocido como Maestro Eckhart (en alemán: Meister Eckhart), nació hacia 1260 en Hochheim o en Tambach murió antes del 30 de abril 1328 en Avignon. fue un dominico alemán, conocido por su obra como teólogo y filósofo y por sus escritos que dieron forma a una especie de misticismo especulativo, que más tarde sería conocido como mística renana. Es llamado Meister en reconocimiento a los títulos académicos obtenidos durante su estancia en la Universidad de París. Fue maestro de teología en París en diversos períodos y ocupó varios cargos de gobierno en su Orden, mostrándose especialmente eficiente en su asistencia espiritual a la rama femenina dominica.Fue el primer teólogo de la Universidad de París en ser sometido a un proceso por sospecha de herejía. Condenadas algunas proposiciones de su obra por Juan XXII, fue rehabilitado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1992. Sus sermones han dejado una gran impronta en sus contemporáneos e hizo una importante contribución al diseño de la jerga filosófica alemana. Su principal preocupación era la propagación de los principios para una práctica espiritual constante en la vida cotidiana. Causó un gran revuelo con sus afirmaciones no convencionales, contrarias a las creencias populares. Fue el primer teólogo de la Universidad de París en ser sometido a un proceso por sospecha de herejía. Condenadas algunas proposiciones de su obra por Juan XXII, fue rehabilitado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1992. Entró muy joven a la Orden de Predicadores en Erfurt. Se cree que luego se trasladó al studium generale de Colonia donde se familiarizó con los escritos del Pseudo Dionisio y los comentarios de san Alberto Magno.Obtuvo el grado de bachiller en teología en la Universidad de París durante el bienio 1292-1293.De ese período data, como para cualquier estudiante que quisiera obtener el título de lector sententiarum, un comentario suyo a las Sentencias de Pedro Lombardo. Fue elegido prior en Erfurt, y vicario provincial de Turingia en 1294. En 1300 se convirtió en profesor de teología en la Universidad de París, allí debatió contra las ideas de Duns Scoto y de Gonzalo de Balboa. En 1303, tras obtener el título de magister sacrae theologiae, fue expulsado del reino por Felipe el Hermoso, probablemente por haberse negado a promover un concilio contra Bonifacio VIII. Los religiosos de la nueva provincia de Sajonia lo eligieron provincial en 1304, cargo que ocupó hasta 1311. Ese período lo dedicó a visitar los conventos de la Orden moviéndose por toda la extensa provincia. De esos años es la única carta que se conserva de Eckhart: se trata de un escrito del 11 de septiembre de 1305 dirigido al senado de la ciudad de Gotinga donde les asegura que los dominicos no ampliarán la extensión de sus posesiones en la zona. En 1310, la provincia de Teutonia lo eligió su provincial, pero el capítulo general de Nápoles del año 1311 rechazó el nombramiento. Ese año volvió a París para seguir enseñando y comentando la Biblia. Solo Tomás de Aquino había ejercido dos veces como magister en París, cosa que da cuenta de la fama de la que gozaba Eckhart entre sus correligionarios. Desde 1314 se le confió la atención de la rama femenina de la Orden como vicario general. Allí se familiarizó con las corrientes de misticismo que se habían desarrollado en Alemania por aquel entonces y se dedicó intensamente a la predicación. En 1314 fue como director del studium generale a Estrasburgo y desde 1324. Colonia fue objeto de la visita de un legado pontificio, Nicolás de Estrasburgo, durante la cual algunos dominicos acusaron a Eckhart de sostener tesis heréticas. Se llevó a cabo una investigación, requerida por el capítulo general dominico de 1325, que concluyó afirmando la inocencia del maestro. Pero el arzobispo de Colonia, Enrique II de Virnenburg, que llevaba adelante una campaña contra las beguinas y contra los Hermanos del libre espíritu, no contento con la investigación inició otra, tras una nueva denuncia por parte de otros dos dominicos, Ermanno de Summo y Guillermo de Nidecken. Autores como Vannini piensan que un conflicto in crescendo entre franciscanos y dominicos fue parte importante de los motivos para tal proceso. En 1326, la comisión dedicada al estudio de su doctrina, formada por un padre dominico y un canónigo de la catedral de Colonia, manifestó que encontraba sospechosas de herejía 49 proposiciones presentes en la obra Liber benedictus de Eckhart. Este se defendió indicando que varias de ellas no correspondían a su pensamiento, explicando su postura sobre las restantes y excusándose del énfasis dado a algunas expresiones que podían ser malinterpretadas. Además, hizo hincapié en la incompetencia del tribunal, debido al privilegio de exención del que gozaba la Orden de Predicadores. La comisión, al parecer sin considerar la defensa de Eckhart, amplió a 59 las proposiciones condenables, esta vez tomadas de sermones pronunciados en lengua vulgar y Eckhart volvió a defenderse del mismo modo, aunque esta vez acusó de «indoctos, ignorantes, tarados y burdos» a sus acusadores, añadiendo que se dedicaban a condenar lo que no alcanzaban a entender, ya que ?siempre según Eckhart? la herejía no es solo un error, sino también el persistir en él. Un año después, el 13 de febrero de 1327, pronunció una profesión pública de fe, que había sido preparada por los inquisidores, pero al mismo tiempo apeló al Romano Pontífice para el estudio de su caso indicando que se plegaría a lo que el papa afirmara de su trabajo. Su defensa fue leída en latín por su correligionario Conrado de Halberstadt. Nueve días después, el tribunal episcopal rechazó la apelación al papa. Antes de que el proceso continuara, Eckhart partió para Aviñón junto con el provincial de Teutonia, Enrique de Cigno (antes confesor de la corte de Juan XXII) y otros teólogos de la Orden. Así, los años 1327 y 1328 el proceso se desarrolló en Aviñón. Cuando llegó la respuesta del papa Juan XXII, con la bula In agro dominico en 1329, Eckhart ya había fallecido. El texto papal, que lleva la fecha del 27 de marzo de 1329, enumera y expone 26 proposiciones tomadas de los escritos de Eckhart y a continuación otras dos que habría predicado. Luego indica que las primeras quince proposiciones y las dos últimas «sea por los términos que emplea, sea por la conexión de sus contenidos, contienen errores y la mancha de la herejía»; en cambio los restantes artículos serían «peligrosos en la expresión, muy temerarios y sospechosos de herejía, aun cuando, mediante muchas aclaraciones y explicaciones, pueden recibir o tener un sentido católico». Añade que, con la finalidad de que tales ideas no perjudiquen la fe de la gente sencilla, condena y reprueba las primeras quince proposiciones y las dos últimas como heréticas; y las restantes como sospechosas. Curiosamente el texto de la bula no toma en consideración la apología pronunciada por Eckhart. Se sabe que parte de la investigación fue llevada a cabo por el cardenal Jacques Fournier, luego papa Benedicto XII, quien ya había participado como perito en las condenas de Pedro de Olivi y Guillermo de Ockham. Eckhart de Hochheim fue uno de los más influyentes teólogos del Medievo, pese a la fama de heterodoxia de sus obras, en las cuales la influencia neoplatónica es tangible. Se conservan obras de Eckhart escritas en latín y en alemán, aunque ningún autógrafo. Hasta los trabajos de investigación de Henri Denifle en 1880 se conocían solamente algunas obras con sermones y tratados menores, y menciones al resto de su obra incluso en autores como Nicolás de Cusa. Denifle descubrió sus obras de más calado como el Opus tripartitum y la Collatio in libros Sententiarum. Su hallazgo dio lugar a un renacimiento del interés por Eckhart, del cual se habían conservado hasta el momento solo sermones escritos en lengua vernácula ?de elevada y peculiar retórica? y los comentarios de otros autores. Las obras en latín son de carácter especulativo y destinadas a la enseñanza. Se cuentan entre ellas el Tratado sobre la oración dominical, los Comentarios a los libros de las Sentencias y las Quaestiones parisienses. A estos hay que añadir 58 sermones y fragmentos dispersos en obras de otros autores que lo citan. Su obra en alemán contribuyó a formular una lengua propia para tratar temas filosóficos o teológicos, cosa que le granjeó el título de «creador de la prosa alemana». Sin embargo, aunque su intención era poder llegar con ello también a las personas de menor educación o formación, los escritos en lengua vulgar se prestaban con mayor facilidad a ser malinterpretados. Sus obras en alemán son en general tratados y sermones. En cuanto a sus fuentes, además de las propias de un maestro de teología ?es decir la Biblia? emplea con soltura los comentarios de las obras de Aristóteles realizados por sus correligionarios Alberto Magno y Tomás de Aquino. También usa textos de Aristóteles, aunque su adhesión a la filosofía aristotélica fue tema de debate. El mundo neoplatónico del Liber de causis, queda temperado y «bautizado», si cabe hablar así, por autores como Agustín de Hipona y Pseudo Dionisio, que Eckhart también emplea y conoce. También cita a menudo a Boecio. El Opus tripartitum es una especie de «Suma de teología» concebida -como su mismo nombre indica- en tres partes: (1) el Opus propositionum, dedicado a las proposiciones que serían examinadas por el teólogo; (2) el Opus quaestionum, en forma de quaestio para resolver los problemas ocasionales que surgían de la primera; y (3) el Opus expositionum, destinado a un comentario de todos los libros de la Biblia. La formulación de este esquema era notoriamente novedoso en un ambiente académico donde se privilegiaba la forma de la quaestio. Desgraciadamente, de todo ese trabajo ?si es que se llegó a completar? solo se conservan el prólogo de la obra, por el que sabemos su plan general, y algunos comentarios pertenecientes a la tercera parte: dos comentarios al libro del Génesis, y otros al del Éxodo, al libro del Eclesiástico, al de la Sabiduría, y al evangelio de Juan. Según el plan de la obra y un ejemplo de desarrollo que introdujo el mismo Eckhart, el Opus propositionum debía mostrar la identidad del ser con Dios, siguiendo el modelo de la Institutio theologica de Proclo. El programa incluía un esquema de 14 tratados con más de mil proposiciones en total. Y, como recuerda el mismo Eckhart, dado que conocer algo es al mismo tiempo conocer su contrario, los temas de las proposiciones se presentan en parejas: caridad y pecado, ser y esencia, etc. El Opus quaestionum en cambio, debía seguir el esquema de la Summa theologiae de Tomás de Aquino, aunque menos exhaustivo dado que el plan era tratar más bien, como se ha dicho anteriormente, unas problemáticas que surgían de la parte expositiva-propositiva. En cuanto al Opus expositionum, siempre según el mismo Eckhart, su modelo fue el comentario de san Agustín a los primeros libros de la Biblia, así como su obra 83 cuestiones diversas y el A Orosio. La idea era recorrer los textos presentando tanto la interpretación literal como la anagógica o moral. Aquí introduciría, a modo de Opus sermonum, los textos de algunos sermones que ya había preparado y pronunciado en latín para maestros y estudiantes. Entre sus comentarios bíblicos, son famosos sus cambios de perspectiva en relación con algunos pasajes del evangelio. Por ejemplo, al comentar el texto del evangelio de san Juan donde se menciona que Pedro y Juan habían corrido juntos al sepulcro, pero que Juan habiendo llegado primero no se atrevió a entrar hasta que llegó Pedro quien entró primero al sepulcro (Juan 20:3-10), Eckhart ?contrariamente a toda la tradición exegética? indica que Pedro simboliza el entendimiento y Juan la voluntad y que, dado que sin conocimiento no hay amor, es el conocimiento quien debe entrar primero para que se dé el amor de la voluntad. En el pasaje referido a Marta y María (Lucas 10:38-42), el comentario de Eckhart no solo contradice la exégesis tradicional sino también la literalidad del texto evangélico cuando comenta que en realidad la mejor opción corresponde a Marta quien unió el aspecto contemplativo al activo en su actuar. Las Quaestiones parisienses se trata de cinco quaestiones que siguen el modelo propio de las universidades del tiempo para discutir temas controvertidos. Tres de ellas del primer período en que Eckhart fue maestro de la Universidad de París (es decir, los años 1302-1303). Las otras dos ?hay que decir que se ha dudado de la atribución? del segundo período, 1311-1314. En ellas se aleja de la doctrina tomista enseñada por entonces, especialmente en el punto de la primacía del pensar sobre el ser en Dios. Hay ideas y argumentos del pensamiento de Eckhart que solo se encuentran en estas quaestiones.Los temas de las cuestiones son los siguientes:«Si en Dios se identifican el ser y el entender».«Si el entender del ángel, en cuanto se refiere a la acción, es su propio ser».«Si la alabanza de Dios en el cielo es más noble que el amor del mismo en la tierra».«Si la existencia de un movimiento sin término implica alguna contradicción».«Si las formas de los elementos quedaron en el cuerpo de Cristo cuando murió en la cruz».El texto de las primeras tres quaestiones fue descubierto en la Biblioteca de Aviñón en 1927. La tercera tiene el texto de la respuesta dada por un maestro Gonzalo, de la orden franciscana, pero que no ha de confundirse con el maestro Gonzalo Hispano y al margen, y con el título de Rationes Equardi (respuesta de Eckhart) el texto del Maestro. Los textos de las quaestiones cuarta y quinta se encontraron en un manuscrito de la Biblioteca Vaticana. Sobre los Sermones también se debe a Denifle el descubrimiento de estos sermones en un códice de la biblioteca de Cusa (la ciudad cambió de nombre y hoy se conoce como Bernkastel-Kues). El copista comete numerosos errores en la transcripción que fueron corregidos, por medio de notas al margen realizadas por Nicolás de Cusa. Los manuscritos parecen contener un borrador o la base empleada para los sermones. No se sabe si la intención era usarlos como apuntes de predicación o bien como fuente para la elaboración de una colección de sermones. Y es que el mismo Eckhart anunció, en el prólogo del Opus tripartitum, la redacción de una colección de sus sermones. La tercera obra, v.gr. el Opus expositionum, se divide en dos partes. Dado que el autor ha estudiado y expuesto en sus sermones algunas autoridades de los dos Testamentos de manera particularmente detallada, decidió exponer otros separadamente, y llamar a esta obra Opus sermonum. Sin embargo, se discute si realmente se trata de esta obra. Lo que sí es incuestionable es la condición preparatoria o incompleta de los textos, ya que en ocasiones, cuando se anuncian un esquema o diversas partes del sermón, luego a lo largo del texto no se encuentra o se sigue otro. Otras veces deja iniciado un tema e indica Expón tal cosa. o mira «actio», lo cual hace suponer el empleo de una especie de diccionario personal de términos filosóficos. Asimismo se trata de «sermones universitarios», es decir, destinados a personas cultas y preparadas, cosa que se descubre no solo por el empleo de la lengua latina, sino también por la forma literaria que presentan, que sigue en varias ocasiones el llamado color rithmicus (finales de párrafo que riman con los anteriores) y la división tripartita, propia del sermón culto. En cuanto a las fuentes, el trabajo intertextual para la edición crítica ha mostrado que más que usar los textos que cita, Eckhart se valía de florilegios o antologías contemporáneas. La forma de presentar el sermón también resulta interesante e indicativa ya que tras presentar el texto que comentará, lo relaciona con otros escritos bíblicos de manera bastante arbitraria, aunque significativa sobre su modo de pensar y sobre los textos que Ekhart dominaba mejor. Por otro lado, los esquemas son variados: en algunas ocasiones presenta un pequeño tratado o comentario palabra por palabra a los versículos escogidos para la predicación, otras se detiene en una sola palabra, otras el comentario toma forma de quaestio o de respuesta magistral. El sermón latino más antiguo que se conserva es el predicado el 18 de abril de 1294 en París con motivo de la Pascua. Sobre los Tratados desde la edición de Franz Pfeiffer se conoce como Tratados a algunos opúsculos en lengua vulgar de Eckhart. Hay un grupo, llamado Discursos sobre el discernimiento en el título original, pero publicados como Instrucciones espirituales, con sus enseñanzas a novicios de la Orden de Predicadores o durante su período como vicario en Turingia, es decir, entre 1294 y 1298.49 Aunque no entra en las temáticas que luego lo harán controvertido sí enuncia en esta obra sus ideas sobre el desapego y sobre la obra interior, como contrapuesta a la exterior en la vida espiritual. Luego una obra compuesta para Inés de Habsburgo, que contiene dos tratados: el Liber Benedictus y El hombre noble (Vom edlen Menschen). El Liber Benedictus es una obra al estilo del De consolatione philosophiae de Boecio. Sobre la atribución a Eckhart de un tercer tratado llamado El desapego se mantienen dudas, debido a que las afirmaciones teológicamente controvertidas aparecen mucho más propasadas y de haberse conocido habrían sido utilizadas por el tribunal inquisitorial. Sin embargo, Quint lo introdujo en su edición crítica de la obra alemana de Eckhart. Los Sermones se tratan de 113 sermones, 32 de ellos recogidos en una colección ya reunida en tiempos contemporáneos al Maestro y escritos en lengua turingia con el título Paradisus anime intelligentis. También sobre ellos se han dado dudas de autenticidad o atribución. Se agrupan de acuerdo con el momento de la vida de Eckhart en que fueron escritos, es decir, prevalentemente: el tiempo en que fue prior en Erfurt, cuando fue provincial y los períodos en Estrasburgo y Colonia. Llaman la atención por el fuerte contenido filosófico y teológico presente en ellos, aun cuando la elección del alemán presagiaba que el predicador se dirigía a estratos menos doctos de la población. Pero al parecer, Eckhart consideraba que su auditorio estaba a la altura de esos contenido. Sermón Quasi vas auri solidum ornatum omni lapide pretioso también resulta interesante notar la presencia continua de los temas más propios de Eckhart, como su teoría sobre el desapego, sobre la nobleza del alma y sobre la unión con Dios.Como miembro de la Orden de los Predicadores, las doctrinas de Eckhart se apoyaron en la base teológica proporcionada por Tomás de Aquino; sin embargo, el componente neoplatónico que había introducido el Aquinate en una ontología fundamentalmente aristotélica ?por ejemplo a través de la doctrina de la participación? adopta en Eckhart un carácter mucho más marcado, aproximándose a las tesis que siglos antes había sostenido Juan Escoto Erígena. Es quizás lo más propio de su propuesta de mística especulativa: por un lado, la profunda unión de teología, filosofía y mística propiamente dicha en una sola reflexión. Por otro, la casi total ausencia de confidencia o de indicaciones que hagan pensar directamente en una experiencia personal de unión con Dios. La teoría mística de Eckhart toma varios temas de la espiritualidad patrística como la unión con Dios e incluso la divinización del alma, la separación del mundo, etc., pero haciéndolos partir de reflexiones de naturaleza teológico-filosófica. Por ello, su particular forma de presentar la mística ha sido llamada «mística especulativa» o, a partir de los ambientes donde nace y se desarrolla, «mística renana». Se encuentran en ella influencias del tomismo que recibió en Colonia, de su experiencia como director de religiosas dominicas y el neoplatonismo, que siempre estuvo presente en su pensamiento teológico. La característica principal de la teología de Eckhart es la fertilidad de Dios, de cuya sobreabundancia de amor procede el Hijo o Verbo; esta sobreabundancia, que es origen también de la creación del mundo, está estrechamente ligada al clásico concepto neoplatónico de emanación, aunque en la teología de Eckhart la creación del mundo es claramente un acto de voluntad divino y no una consecuencia necesaria de su esencia. Eckhart replica también la distinción de Eriúgena entre natura naturans y natura naturata para distinguir la divinidad única de Dios (su ser absoluto e incualificado) de su expresión en la Trinidad, en la que ésta se realiza y manifiesta. Este proceso ?descrito en sus obras más juveniles como las Quaestiones parisienses? al que califica en una ocasión de "autorrevelación" de la Trinidad, interesaría profundamente a los idealistas, en especial a Hegel, que vería en él una prefiguración de sus propias doctrinas. En el Opus tripartitum, Eckhart abandona la teoría de la prioridad del conocer sobre el ser, asumiendo plenamente incluso la identificación de Dios con el Ser y llegando a afirmar, con Tomás de Aquino, que el mismo conocer sin el ser es nada. Sin embargo, hasta ahí llega el paralelismo de pensamiento entre el Aquinate y Meister Eckhart, aun cuando haya sido intentado un acercamiento mayor entre los dos autores por parte de teólogos del siglo XX. Asume además la teología apofática que solo permite hablar de Dios en negativo: es decir, esa forma de expresarse de los nombres divinos no nos dicen qué es Dios, sino más bien qué no es. Emplea la expresión Gott para referirse al Dios cristiano (Trinidad) y la expresión Gottheit para hablar de la esencia divina, aun cuando este límite o distinción de expresión, según el pensamiento de Eckhart, se debe a nuestro modo limitado de pensar. El origen del mundo según Eckhart podrían hacer pensar que sostenía la eternidad del mundo: "No se puede admitir que Dios esta ahí, esperando no se sabe qué ser que tendría que venir a crear el mundo. En el mismo instante en que Dios existió, y generó al Hijo, Dios coeterno y coesencial en todas las cosas creó también el mundo" en su segundo comentario al Génesis. Sin embargo, distingue también la creación en cuanto idea en la mente de Dios y la creación efectiva, subordinada al tiempo:"Cuando el Padre generó todas las criaturas, entonces me generó, y yo salí de él con todas las criaturas y sin embargo, permanecí interiormente en el Padre. Como la palabra que ahora pronuncio surge en mí, en un segundo momento me detengo en mi idea, en tercer lugar la expreso y vosotros la recibís. Sin embargo, ella permanece verdaderamente en mí, del mismo modo yo permanezco en el Padre". En Sermón Ave, gratia plena está la teoría sobre las ideas en la mente de Dios, le lleva también a afirmar que aunque el Creador trasciende todo, de alguna manera es inmanente a todo, como se ha visto antes, pero también que el mal no tiene ningún grado de sustancialidad: el demonio es nada, en cuanto mal, y los pecadores, por tanto, tampoco son nada. Esta teoría también le sirve para mostrar la diferencia radical de la criatura con respecto a Dios, pero también su semejanza.Sobre el desapego, la vía propuesta por Eckhart es, como en buena parte de la mística, la de una divinización. Si Dios es pura simplicidad, el hombre debe intentar llegar o volver lo más cerca de ella, despojándose de todo lo que no sea Él mismo. A este proceso de simplificación Eckhart lo llama "desapego", que no implica desentenderse completamente del mundo, sino tenerlo o intentar tenerlo como Dios mismo lo tiene, tener el punto de vista divino ?si cabe hablar así? sobre todo lo que no es Él, y desprenderse de cualquier voluntad propia: "Toda la perfección del hombre consiste en alejarse y en despojarse de la criatura; en comportarse uniformemente en y hacia todas las cosas, non ser abatido por las adversidades, non exaltarse en la fortuna, no alegrarse o temer o gozar de una cosa más que de otra? También si esto parece arduo y difícil, en cambio es absolutamente leve y necesario; leve sobre todo porque cuando se ha gustado el espíritu, se pierde el sa...

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