—No tendrás forma de escapar de mí —había dicho Slade Anderson a Rosalind, cuando ésta menospreció su tímido amor.
Eso había sucedido hacía ocho años. Ahora, había vuelto a su vida y si ella no quería que el negocio de su hermano quebrara, tendría que cumplir las condiciones de Slade y casarse con él.
Sin embargo, los papeles se habían invertido: era Rosalind la que amaba a Slade y éste quien la mantenía a distancia.
Para ver más información debes estar identificado / registrado.