Según el propio autor de la obra: El amor y los años que van desde la famosa revolución de Asturias en octubre del treinta y cuatro hasta los albores de nuestra última guerra civil del treinta y seis, no cambiaron de inmediato el perfil de nuestro país, pero si, en cambio, aceleraron un proceso que a muchos, ya por entonces, parecía inevitable. La acción de LOS JINETES DEL ALBA sucede entonces, en la pausa que vino tras de aquel intento frustrado de insurrección que ya dejaba adivinar nuevos enfrentamientos entre los españoles. A un lado y a otro de la cordillera que separa a Asturias de León, la vida cambió súbitamente en valles, pueblos y ciudades. Un tiempo viejo quedaba atrás, alzado sobre sus leyendas y sus tradiciones, dejando paso a un nuevo caminar como el de Martín y Marian a lo largo de esta obra en busca de una nueva libertad. Su historia viene a ser una aventura donde el amor y la tragedia se convierten en espejo de la España de entonces, a la sombra de jinetes que no existen ya, de oro escondido en las montañas y una pasión y un deseo de revancha que nunca más, por el bien del país, debiera repetirse. En cuanto a valores literarios, mi opinión cuenta poco. El autor tiende siempre a confundir lo que quiso decir con lo que dijo realmente. Alguien definió el estilo como <el sonido de una mano>. Yo creo que ese sonido, en lo que a mí respecta, se ha ido haciendo más sutil con el paso de los años. El tiempo no pasa en balde. Al menos eso es lo que yo espero y deseo: entender mejor el mundo en torno a mí, comprenderme mejor a mí mismo y contar esa experiencia a los demás con un sonido no demasiado grave, a medias entre el humor y el dolor, entre el temor y la esperanza.
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